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Por Edgar García
En el «triángulo del litio», en Sudamérica, avanza la carrera estratégica por el mercado global de este metal clave en la transición energética. Pero Bolivia se está quedando atrás de Argentina y Chile en la competencia para explotar el llamado «oro blanco».
El «triángulo del litio» alberga el 60% de los recursos mundiales del metal, según el Servicio Geólogico de Estados Unidos. De esos recursos derivan las reservas disponibles para extracción.
Pero hasta ahora Bolivia, cuyo gobierno asegura tener el mayor depósito de litio del planeta, solo ha emprendido cuatro proyectos piloto y opera una planta a baja capacidad.
«El siguiente paso era empezar a nivel industrial. Y eso es algo que no se ha logrado hasta ahora», asegura Gonzalo Mondaca, investigador del Centro de Documentación e Investigación de Bolivia (Cedib). En 2023 Bolivia solo produjo 948 toneladas de carbonato de litio, de acuerdo con el Ministerio de Minería.
Comparado con estimados del gobierno estadounidense, se trata de la décima parte de lo que extrajo Argentina y 46 veces menos que Chile, el segundo productor mundial después de Australia.
«La figura del ‘triángulo del litio’ confunde, porque da la sensación de que hablamos de una región homogénea. (…) Y sin embargo difiere mucho entre países y regiones», explica Martín Obaya, investigador de la Universidad Nacional de San Martín de Argentina.
¿Ventana de oportunidad?
En Sudamérica el mineral se encuentra en los salares. La manera más económica de extraerlo es bombeando el agua salada subterránea, llevarla a piscinas en la superficie, donde se evapora y queda el carbonato de litio del que luego se extraerá el metal.
En Chile, los yacimientos en el desierto de Atacama permiten perforar decenas de metros bajo la salmuera.