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Por Edgar García
Con el agua hasta el pecho o en lanchas, y cargando solo algunas pertenencias y algo de comer, pobladores salen hacia lugares seguros. El embate del agua golpea a las familias y deja un panorama desolador en varias comunidades del norte cruceño, donde las riadas han cubierto miles de hectáreas y mantienen cultivos, caminos y viviendas bajo el agua.
Las operaciones de rescate continúan, toda vez que la inundación sigue avanzando, poniendo en riesgo a las familias que quedan atrapadas.
En Yapacaní, ya se logró poner a salvo a más de 100 personas, pero la emergencia sigue porque el agua se llevó un puente en la zona del Sindicato 3 de Octubre, cerca de Campo Víbora, dejando aisladas a varias comunidades. Las brigadas recorren kilómetros en lancha para brindar asistencia. Algunos pobladores salen porque sus viviendas quedaron completamente anegadas; otros, para aprovisionarse de alimentos.
Una pareja fue encontrada tras permanecer varias horas atrapada en medio de la riada. Buscaron refugio en una vivienda abandonada al intentar salir del Sindicato 10 de Julio, que quedó aislado por los desbordes. Estaban descalzos en medio del agua que les llegaba hasta las rodillas. Tenían solo la ropa del cuerpo, una mochila y una linterna que fue lo único que pudieron rescatar cuando el turbión los obligó a salir de su vivienda.
“El agua nos sorprendió, nos quedamos aquí con mi esposa”, dijo un hombre con la voz quebrada al ver llegar a los rescatistas. Sin señal para pedir ayuda, ambos se aferraron a la esperanza de que alguien los encuentre. Los rescatistas avanzaron en vehículo, navegaron en bote unos 500 metros y caminaron otro tramo entre el lodo hasta que lograron ubicarlos. Fueron trasladados en una embarcación y luego en vehículo hasta un punto seguro, informó Camilo Cordero, responsable del equipo de rescate de la Gobernación.
EL DEBER