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Por Edgar García
Una larga fila de fieles comenzó a desfilar esta mañana frente al féretro con los restos del papa Francisco para un último saludo en el interior de la Basílica de San Pedro. Los fieles ingresan por la Puerta Santa y la cola serpentea a lo largo de la nave central.
Hay tiempo para un rápido saludo al Papa y se indica la salida. La fila de fieles aparece muy compuesta, silenciosa, se pueden ver banderas de diferentes países como Brasil y Argentina, familias con niños pequeños, religiosos y peregrinos.
El padre de una familia de tres hijos se arrodilló en un rincón en un momento de profunda devoción y emoción. La basílica está abierta desde hace dos horas. La jornada comenzó por la mañana, con el solemne rito de la traslación del cuerpo del Papa. La ceremonia dio inicio en la Capilla de la Casa Santa Marta con la oración recitada por el Camarlengo, Cardenal Kevin Farrell y luego el cuerpo del Papa fue llevado en procesión a la Basílica.
Llevado por los sediarios, entró en la Plaza de San Pedro desde el Arco de las Campanas, mientras miles de fieles los recibían con aplausos y rezos.
Una vez en la basílica vaticana, el ataúd del Papa fue depositado frente al altar de la Confesión sobre una pequeña plataforma ligeramente inclinada, colocada sobre una alfombra en el suelo, y no sobre el catafalco como siempre ha ocurrido en el pasado, respetando los deseos de Francisco.
En primera fila estaba la «familia» pontificia del Papa, es decir, las personas que lo cuidaron hasta el último momento.
Hay tres secretarios: los sacerdotes Juan Cruz Villalón, Manuel Pellizzon y Fabio Salerno. Junto a ellos estaban los laicos que siempre estuvieron cerca del Papa: el enfermero Massimiliano Strappetti y los edecanes de cámara Piergiorgio Zanetti y Daniele Cherubini.