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Por Isabel Panozo
Hace poco, la compositora boliviana Camila Castellanos presentó a Cochabamba un proyecto multidisciplinario dirigido a los niños del país, titulado: “Pequeño Álbum para Manitas Bolivianas”, un compilado de cinco cuentos que combina la narración y la música para hacer que el aprendizaje de este arte sea más dinámico y divertido. En él Camila nos introduce a historias que se desarrollan en diferentes partes de nuestro territorio, protagonizados con personajes carismáticos, acompañados de piezas musicales que pueden ser interpretadas por conocedores de la música y variaciones para que los niños puedan ser parte de ella con acompañamientos sencillos. En esta entrevista con Ok Radio, ella nos cuenta más sobre ella y sus inspiraciones que la llevaron a este proceso de creación:
Ok Radio: Cuéntanos de tu carrera musical, ¿crees que fue complicada?
C.C: Creo que sí, mucho de la idea del libro viene de mi experiencia con la música. Yo empecé a tocar piano cuando tenía tres años porque mi abuelita enseñaba piano pero, cuando uno es niño, la música es un juego, yo pensaba que todos mis amigos tocaban piano porque todos tenían abuelitas que sabían tocar piano, nunca fue algo externo, sino que era parte de mi vida. Tuve un choque grande cuando mi maestra, mi abuelita, falleció cuando yo tenía doce, porque ahí me di cuenta de que a mí me costaba más aprender la parte física de la música, algo que no sentí cuando aprendía con ella. Sentí una diferencia muy fuerte con los demás, si a ellos les tomaba seis meses aprender una pieza, a mí me tomaba casi un año, pero seguía, no sólo por la afición a la música, también lo hice porque me gustaba y todavía me gusta enseñar. En mi adolescencia enseñar piano fue mi primer trabajo, tengo alumnos que me conocieron ahí y que aún tocan después de tantos años.
Y no se acabó ahí, yo iba a estudiar derecho, pero me decidí a probar ingresar a música en la San Simón, en ese momento era muy difícil, pero entré. Para bien o para mal, la carrera fue el doble o el triple de complicado de lo que era aprender con profesores particulares, repetí primero de piano, dos veces, hasta el punto de que un docente me preguntó si no sabía tocar algo más. Pero ya estaba ahí, y eso era lo importante, habían días que me quedaba hasta tarde practicando, eran siete u ocho horas, y terminaba adolorida del tiempo que estaba sentada, sin embargo, al final acepté que, pese a todos los problemas, tengo un buen nivel como pianista y lo logré, di un par de presentaciones y me retiré de concertista. Fue ahí que empecé a escribir música, siendo mi primera obra firme una sinfónica sobre los incendios de la amazonía, y descubrí que componer es mi lugar, me siento cómoda, me fascina y siento que lo hago bien.
Ok Radio: ¿Cómo descubriste que querías enseñar?
C.C.: Enseñar siempre ha sido parte de mí, lo tenía muy cerca por mi abuelita. Recuerdo que cuando yo tenía como cinco, seis años, ella me decía “tú vas a seguir mis pasos”, y nunca lo pensé como tal, fue subconsciente. Ahora, llevo seis años enseñando formalmente y, encontrarme con mis alumnos y que me digan “gracias a ti sigo tocando”, me despierta muchos sentimientos, pero siempre son de seguridad, de “aquí estoy bien, es lo que me gusta hacer”. Más que un momento de revelación, tuve un proceso de descubrimiento, me di cuenta de que me gusta estar en aulas, porque aprendo más de lo que yo les puedo enseñar a mis niños, y ellos me han enseñado a enfrentar tantas adversidades sólo con decirme “No se preocupe profe, ya va a ser recreo”, y es porque así es la vida, hay cosas malas, pero pasan.
Ok Radio: ¿Cuál piensas que es la importancia del desarrollo artístico en los niños?
C.C.: Soy fiel creyente de que es un pilar fundamental. Sé que no todos los niños van a ser músicos, pero del mismo modo, no todos los niños van a ser ingenieros o abogados. Creo que es importante mostrarles todas las posibilidades para la vida, cultivar una cercanía con la música, el arte, la literatura, para que ellos decidan lo que les gusta, para que tengan la mente abierta. Actualmente, yo trabajo mucho con niños, porque doy clases en tres colegios, además de mis alumnos particulares, y los veo acercarse desde diferentes realidades, con un nivel de oportunidades distinto, pero todos necesitan ese bichito de la curiosidad, ese que los lleve a querer saber más, a inspirarse, a soñar.
Ok Radio: ¿Cuál es tu relación con la industria musical boliviana?
C.C.: Triunfar en la industria musical es difícil, muy difícil, pero no es imposible. Yo estoy en contra de las personas que dicen que de músico te mueres de hambre, no lo haces si sabes cómo moverte, si no te enfocas en una sola cosa. Personalmente, me sobre-exploto laboralmente, como se podrán haber dado cuenta, pero hay bastante campo laboral, sobre todo en un área tan subestimada como la educación, yo creo que no hay ningún músico que te haya estudiado la licenciatura, que no haya dado clases, porque de un modo u otro terminas ahí. Obviamente eso no te va a hacer millonario, ni te vas a convertir en una súper estrella, pero las posibilidades están abiertas para quien tenga imaginación. Existen otras opciones para trabajar como músico, como hacer arreglos para bandas de colegios, escribir libros de texto de música, que yo lo hago como parte de mi material de clase; también toco en un grupo que se llama Alto Bajón, que es otra área a apuntar; y, finalmente, algo que descubrí en México, es que mucha gente busca personas que se dediquen a hacer arreglos de manera digital, que compongan para empresas, que hagan jingles, y eso es otro ingreso. La vida de un músico, sobre todo en Bolivia, se trata de hacer mucho con lo que sabes y te gusta hacer, si no estás dispuesto a eso, esta vida no es para ti. Y esta vida es difícil, no hay el apoyo ideal, no hay la remuneración que se espera, pero no es imposible.
Ok Radio: ¿Qué es Cochabamba para ti?
C.C.: Siempre he amado mi ciudad, tanto como amo mi país. Soy orgullosamente cochabambina y recuerdo que, en esos momentos donde me frustraba tocar, me di cuenta de que lo único que no me hacía sufrir era tocar cueca. Por otro lado, escribí junto a un docente y un equipo de estudiantes un artículo para la revista de mi carrera, que trataba de los paisajes sonoros de Tarata en Todos Santos, hicimos sonogramas de los cantos, el viento, los gritos y, en esa experiencia volví a ser curiosa por la riqueza de la cultura boliviana, quería saber más y más. Me enriquecí de la cultura boliviana, sobre todo de la cochabambina, y me enamoré de mi ciudad, la amo tanto que quiero aportarle algo. Yo no tengo el sueño de salir del país para no volver, quiero irme a estudiar composición, volver para estar con mis niños y enseñarles a amar sus raíces, así aportar algo a Cochabamba, ya sea mucho o poco lo que puedo hacer desde mi posición.
Ok Radio: ¿Eres feliz Cami o hay algo que quisieras cambiar en tu vida?
C.C.: Creo que todos queremos cambiar cosas de nuestro pasado y de nosotros mismos, pero si lo pienso de manera fría, diría que no, porque quiero luchar. Ya batallé con los estudios y también con aspectos físicos, pero considero que esas cosas son las que hacen a la Cami de hoy. Quizás sueño con expandir mis horizontes, llevar mi música en mis viajes y en un arrebato me gustaría cambiar cosas para lograrlo, pero tal vez la Cami de 30 lo logre por medio de un camino que es necesario. Las cosas que hay en mí y las cosas me pasaron son lo que forman hoy y quizás sean cosas que me leven por mejores cosas más adelante.
De que valió la pena seguir este camino, lo hizo, quizás podría haberlo hecho de manera más rápida, pero mi meta nunca cambiaría. Pese a que ahora lidio con ansiedad, mi perfeccionismo y muchas otras cosas como dejar mi vida social de lado, llegué a donde quiero estar, soy feliz con mi carrera, soy feliz enseñando. Sé que nunca seré completamente feliz, o al menos no lo sabré hasta haber vivido todo, pero quiero creer que estoy un pasito más cerca de ese concepto tan subjetivo.