VOTAR PARA NO VOTAR: LA PARADOJA EVISTA

Compartir
¿Cuál es tu reacción?
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0

Artículo

Por Valeria Quiñones

El bloque radical del evismo ha iniciado una campaña para promover el voto nulo y, en su versión más extrema, incluso llegar a romper las papeletas electorales del próximo 17 de agosto, en protesta por la ausencia de Evo Morales como candidato, ya que está inhabilitado.

Desde su programa dominical, el ex presidente, Evo Morales, fue explícito: “si no está Evo en la papeleta, voto blanco”. Argumentó que los delegados partidarios deben “controlar” los votos en blanco, porque podrían ser repartidos entre otros partidos. La desconfianza hacia el sistema electoral no es nueva, pero ahora toma orden directa. Es una declaración bastante preocupante tomando en cuenta que viene de una persona que gobernó por 14 años.

Otros actores del bloque radical como Wilma Alanoca, una de las principales portavoces del ala, aparecen con carteles de “voto de resistencia, nulo”. Leonardo Loza, senador en la Asamblea Legislativa Plurinacional, expresó que “votar blanco es peligroso, el gobierno lo va a llenar para la derecha” y si eso no bastara, añadió que romper la papeleta seria una forma legítima de impedir ese supuesto fraude. Esta narrativa, ampliamente difundida mediante radios afines y en actos públicos, minimiza peligrosamente la función institucional del voto como herramienta democrática y visibiliza una contradicción de sus partes entre Morales que dice voto blanco y Loza que menciona el peligro de rellenar dichos votos.

El oficialismo tiene una postura al respecto. Roberto Rios, ministro de Gobierno, advirtió que llamar a romper las boletas es “atentatorio contra el proceso electoral” y que si bien la protesta es legítima, no se puede “instigar a delinquir”, mientras figuras como Eduardo Del Castillo, Mariana Prado o Andrónico Rodríguez acusan al ala evista de “favorecer a la derecha”. Pero claramente esas respuestas simplifican un conflicto mucho más profundo: la fractura interna del MAS ya no es una grieta, sino un abismo.

Los evistas, por su parte, tienen una meta: alcanzar más del 50% de votos nulos o blancos para deslegitimar cualquier otra posible victoria. Diputados como Anyelo Cespdees, Pedro Llanque o dirigentes como David Veizaga han abierto casas de campaña en varias regiones para impulsar esta “cruzada política”.

El problema en sí no es una crítica al sistema de parte del bloque, sino la forma en la que se expresa dicha crítica. Llamar a votar nulo o blanco no es antidemocrático en sí mismo, pero convertirlo en una orden política, disfrazada de supuesta resistencia, lo es. Imponer el voto nulo como mandato desde un grupo frustrado no empodera al acto electoral, lo instrumentaliza.

Cuando los altos cargos del bloque radical son quienes alientan a desconfiar del voto, a romper boletas o a vigilar cómo se cuentan los blancos, lo que se siembra no es resistencia, es desconfianza y polarización. Bolivia ya ha vivido suficientes ciclos de incertidumbre para saber que la democracia no se fortalece destruyendo papeletas, sino respetando la voluntad popular y ciudadana aunque, por lo que ya se vio, no siempre sea conveniente para todos.

¿Cuál es tu reacción?
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *